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Ciencia y Tecnología

Científicos logran revivir el cerebro de cerdos muertos y nos da intriga y miedo

Publicado 22 Abr 2019 – 05:58 PM EDT | Actualizado 22 Abr 2019 – 05:58 PM EDT
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En un estudio científico publicado por la revista  Nature, investigadores de la Universidad de Yale lograron «revivir» células provenientes del cerebro de cerdos muertos, varias horas después de su muerte. Suena impactante. Así podría empezar una película de apocalipsis zombie.

El New York Times sentenció en su cobertura inicial que este estudio «desata profundas interrogantes sobre la línea que separa la vida de la muerte».

Es una investigación prometedora para el campo de la neurociencia, pero afortunadamente, parece que todavía estamos lejos de experimentos científicos que resulten en una invasión zombie.

Células cerebrales reactivadas

«No se trata de cerebros vivos» aclaró el neurocientífico Nenad Sestan, que lideró la investigación, «sino de cerebros celularmente activos».

Los 32 cerdos del experimento habían sido sacrificados en un matadero y el experimento se realizó con sus cabezas. Cuatro horas después de su muerte, las arterias en sus cerebros fueron conectadas a un sofisticado sistema que bombeó una especie de sangre sintética y oxigenada a través del órgano.

Con este sistema, los investigadores observaron la preservación de la citoarquitectura (la composición celular) del cerebro, una atenuación de la muerte celular y una restauración de las respuestas de dilatación vascular y de inflamación en las células gliales. También actividad sináptica espontánea y un metabolismo cerebral activo, aún en la ausencia de actividad electrocorticográfica.

Dice el resumen del estudio: «Estos descubrimientos demuestran que, en las condiciones apropiadas, el cerebro intacto y aislado de un mamífero de gran tamaño posee una capacidad que no había sido del todo apreciada para la restauración de la microcirculación y de la actividad molecular y celular, tras un intervalo post-mortem prolongado».

Las implicaciones éticas

El estudio contó con un asesor ético, porque cierta parte del experimento podía ser muy compleja al respecto.

Posibles resultados fueron contemplados y tenían mediciones específicas en el estudio para determinar signos de conciencia o inteligencia.

¿Qué sucede si la cabeza de un cerdo, separada de su cuerpo, adquiere conciencia? ¿Puede sentir dolor? Por las dudas tenían anestesia preparada.

Pero los cerebros de los cerdos no recobraron la conciencia. No hubo signo alguno de señales eléctricas coordinadas, necesarias para estas funciones más sofisticadas.

El estudio es muy preliminar y, por el momento, su mayor conclusión es que el proceso de muerte celular es gradual y que ciertas partes de éste se pueden posponer, preservar o incluso revertir.

Es una línea de investigación muy prometedora para el tratamiento de pacientes con daño cerebral, y muchos especialistas se mostraron muy optimistas y esperanzados con el descubrimiento, al que consideraron un hallazgo que hace más difusa la línea que separa la vida de la muerte.

Esto también tiene una consecuencia que podría ser un dilema ético para los investigadores: si ciertas funciones cerebrales pudieran ser reactivadas tras un grave daño, pacientes y médicos podrían verse menos inclinados a la donación del órgano para trasplantes.

Otros fueron más escépticos.

En una publicación de Los Angeles Times, el científico Robby Berman (precisamente fundador de una sociedad de donantes de órganos) dijo estar sorprendido con el entusiasmo de sus colegas y aseguró que esta clase de experimentos con células cerebrales privadas de oxígeno se han realizado desde hace mucho tiempo.

«La única cosa nueva es que ahora las células estaban todavía insertas en la estructura cerebral, en lugar de en una placa de Petri» consideró.

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