7 estremecedoras cosas que hacían las antiguas y brutales legiones romanas
Dominar el 20 % de la población mundial, desde las tierras altas de Escocia hasta los desiertos de la Península Arábiga hace dos mil años, exigía una maquinaria militar disciplinada, entrenada y sobre todo brutal.
1. Entrenamiento agotador
Cuando los galos saquearon Roma en el 390 antes de la Era Común, los romanos aprendieron una lección: necesitaban un ejército y no un grupo de ciudadanos armados a la carrera para defender la ciudad. Ese fue el punto de partida de la que pocos siglos después sería la fuerza armada más poderosa del mundo conocido. Cada mañana, los soldados entrenaban con armas auténticas o de madera y hacían carreras agotadoras para fortalecerse.
2. Disciplina a través del miedo
Tácito cuenta que el centurión Lucilio empleaba con tanta frecuencia su látigo de vid para atizar a sus soldados que era capaz de devastar un viñedo en una campaña. Los cobardes en batalla eran lapidados por sus propios compañeros. Los grupos de soldados culpables de traición, motín o deserción, eran diezmados. Esto significa que eran divididos en grupos de 10 y al que le tocaba la pajita más corta debía morir a manos de los otros nueve.
3. Armas y uniformes
En los comienzos, los soldados tenían las armas que podían proporcionarse; los adinerados poseían espadas y los pobres solo hondas y piedras. El imperio estandarizó el ejército con armamento y elementos de protección suministrados por el estado. Espadas, lanzas, cotas de malla, escudos, cascos; todo soldado tenía lo que necesitara según su función.
4. Efectivas formaciones
Lo que realmente distinguió a los romanos frente a sus enemigos fue la estructuración de su ejército y sus formaciones en batalla. Una legión estaba compuesta por 4800 hombres, divididos en 10 cohortes de 480 cada una. Una cohorte estaba integrada por 6 siglos de 80 soldados, cada una de estas unidades mandada por un centurión. Cada siglo luchaba por un objetivo, mientras que los bárbaros peleaban sin coordinación, por la gloria individual.
5. Pioneros en la táctica guerrera
Un ataque típico romano comenzaba a larga distancia, lanzando proyectiles (piedras, trozos de metal) con las catapultas. Luego seguía una lluvia de jabalinas, con la punta diseñada para doblarse, de tal manera que perdieran efectividad si eran devueltas. Finalmente atacaban los soldados, hombro con hombro, con escudos protegiéndolos entre la barbilla y las rodillas; un avance como una pared móvil de muerte y destrucción.
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6. Las crucifixiones
El escritor Stephen Mansfield llama a las crucifixiones romanas un acto de « terrorismo de estado» y a que eran empleadas por el gobierno imperial contra sus enemigos políticos, como forma de tortura y como método de ejecución. La obligación de que el condenado llevara su propia cruz era un mensaje intimidatorio. Hasta 6000 soldados de la rebelión de Espartaco fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia, entre Capua y Roma.
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7. La desventaja en el mar
Cuando les tocó enfrentarse a los cartaginenses en la Primera Guerra Púnica, los romanos se dieron cuenta de que estaban en desventaja frente a sus adversarios de la costa sur del Mediterráneo, quienes eran mucho mejores navegantes. Sabiendo que su superioridad radicaba en combatir como si estuvieran en tierra, los romanos inventaron unas pasarelas que enganchaban en los barcos enemigos para abordarlos. A partir de allí, era pan comido.