6 formas en las que tu cuerpo te traicionaría en el espacio
El turismo espacial está relativamente cerca. Te has preguntado cómo reaccionaría tu cuerpo en el espacio exterior antes de preparar la maleta para ir a la Luna o a Marte.
1. Desorientación
Nuestro sentido del equilibrio nos permite funciones tan básicas como caminar sin caernos. El utrículo y el sáculo son membranas del oído que nos permiten detectar cambios de aceleración para mantener el equilibrio. A causa de la ingravidez, en el espacio exterior es posible que no podamos diferenciar ni siquiera lo que es arriba o abajo.
2. Cansancio
Los días y las noches pasan mucho más rápido en el espacio exterior. Una estación espacial da vuelta a la tierra hasta 16 veces en 24 horas, por lo que el ser humano percibe un efecto jetlag permanente. En promedio dormimos 2 horas menos en el espacio exterior, suficiente para sufrir de agotamiento por falta de sueño acumulado.
3. Vómitos
La gravedad es la causante de que sustancias de diversas densidades no puedan mezclarse. Así como agua y aceite no pueden unirse, líquidos y gases aún más distintos en densidad menos pueden lograrlo. Cuando los alimentos se descomponen en nuestro estómago, los gases buscan salidas nada agradables para el entorno más próximo. En estado de ingravidez, estos gases se mezclan y hacen imposible el empuje para liberarlos; cualquier intento de liberación conlleva al vomito.
4. Pérdida de Masa Muscular
Si nos exponemos prolongadamente a la ingravidez, no necesitamos nuestro musculo esquelético para mantener una postura. El espacio exterior es ideal para perezosos, ya que es poco el esfuerzo físico necesario para actividades cotidianas. La consecuencia es que los músculos de la espalda y las piernas, acostumbrados a hacer ejercicio aunque sea involuntario, se atrofian y pierden tamaño producto de la falta de uso. Cuando retornemos a la Tierra estaremos muy débiles.
5. Orinarte encima
Nuestra vejiga nos indica cuando ir al baño; basta que esté llena a 2/3 de su capacidad para que comience a hacer presión, impulsándonos a ir al baño. Por la falta de gravedad, esta presión es imposible sentirla en el espacio hasta que la vejiga está completamente llena. Afortunadamente, en la actualidad podríamos ir con un pañal que no solo es capaz de absorber la orina, sino también de reciclarla para beber agua más tarde.
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6. Cerebro sangriento
El flujo sanguíneo también es afectado por la falta de gravedad. En la Tierra, la sangre tiende a circular hacia los pies, pero en el espacio exterior es libre de fluir hacia la parte superior del cuerpo, dando como resultado la dilatación de los vasos sanguíneos en la cabeza y el cuello. Afortunadamente, el flujo de sangre en el espacio exterior se normaliza después de 72 a 96 horas, evitando que se nos suba a la cabeza.
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