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Tendencias de Moda

¿Un nuevo hípster o la vieja vanidad masculina?

El hípster, como el antiguo dandi, no necesita de la selfie para existir.
11 Feb 2016 – 03:03 PM EST
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Hombre "hipster" Crédito: Getty Images

Por Jeannine Diego


Lo has visto por todas partes: con su chongo a la Shōgun, su barba a la Bin Laden, ropa demasiado ajustada, pantalón en exceso corto, audífonos iDance y gafas Wayfarer. Tal parece que el híspter masculino de nuestros tiempos se multiplica exponencialmente con el paso de los días, generando una suerte de paisaje de variaciones sobre el mismo tema y poniendo de manifiesto lo que puede entenderse como una revolución en la estética masculina.


Los hombres ya no sólo se preocupan por una buena rasurada, y el mercado, tal y como lo impone su naturaleza, no ha desperdiciado su oportunidad. El desarrollo de productos de cuidado personal ha trascendido la esfera femenina, y los límites trazados por Gillette y Old Spice. Produciendo desde cremas faciales hidratantes, tratamientos antiarrugas y cremas de autobronceado, hasta acondicionador y gel para barbas, la industria del acicalamiento masculino experimenta un crecimiento de 3.4 mil millones de dólares por año en Estados Unidos, según datos de Euromonitor, con el hombre latinoamericano a la cabeza del consumo de productos de cuidado personal a nivel mundial.

Asimismo, la industria de la moda para hombres, quienes actualmente gastan más en ropa que en equipos de computación, autopartes o cerveza, según datos de IBISWorld y casi tanto como las mujeres, no muestra señales de encogerse en un futuro cercano. Marcas como Zara, H&M y Abercrombie & Fitch, y aún otras más suntuosas como Hermès, Prada, Lanvin y Gucci, han enfocado sus recursos creativos y económicos en lo que hoy no es posible considerar un mercado secundario. Sólo en Estados Unidos, las ventas de ropa para hombres generan más de 60 mil millones de dólares al año.


Spornosexual, el nuevo target narcisista

Todo pareciera indicar que se trata de un fenómeno reciente, que el así llamado spornosexual (término acuñado por el periodista británico Mark Simpson para referirse a una evolución de su antes acuñado metrosexual) es el arquetipo de una nueva masculinidad. Quienes han pensado el tema lo relacionan con factores como las colaboraciones entre las marcas y célebres músicos, actores y atletas, como también con la popularidad de series como Mad Men, con el narcisismo promovido por las redes sociales y con el shopping libre de conflictos que ofrece el comercio en línea. A esta idea también aporta el no tan remoto recuerdo del dandi como un estereotipo que contrastaba de manera categórica con las nociones tradicionales de la masculinidad. Es decir: con el trabajo arduo, el esfuerzo físico, con el patriarca y el proveedor que poco tiempo tiene para colocarse frente al espejo.


Sin embargo, a estas alturas, resulta casi inocente pensar que la necesidad crea al mercado y no al revés; casi tierno suponer que ante la baja abismal en ventas anunciada por la crisis económica de 2008, el mercado no haya decidido buscar carne fresca entre nuevos targets. Dicho eso, una vez que ya existe el huevo, no tiene mucho caso preguntarse por la gallina y más bien la cosa completa se convierte en el caso de la serpiente que se alimenta de su propia cola. Tal parece que el spornosexual llegó para quedarse, si del mercado depende.

Aún así, la pregunta se sostiene: ¿Los hombres han sido siempre tan vanidosos? Tal vez la historia, a través de estas imágenes, nos ofrezca algunas pistas.


Dandi como protohípster

Si aceptamos al dandi (término que data del siglo XVIII) como el protohípster, y a su vez a Narciso como el protodandi, entendemos que la vanidad masculina es quizá tan antigua como la femenina.


Y si eso es cierto, entonces ¿la vanidad masculina actual es distinta a la de antaño debido a factores contemporáneos como la industria de la moda, o bien, a la presencia de las redes sociales? ¿Existe, acaso, una nueva vuelta de tuerca?

Parecer es lo mismo que ser, para los Dandis", afirmaba ya desde el siglo XIX el escritor francés Barbey d'Aurevilly. Si sustituimos la palabra dandi con la de hípster, podríamos fácilmente estar ante la primera línea de una disertación sobre el efecto de las nuevas tecnologías en nuestra imagen de nosotros mismos. Es decir: el hípster no necesita de la selfie para existir .

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