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Papás y Mamás

Verano de mudanza: cuando las vacaciones son además un nuevo comienzo

Este verano soplan vientos de cambio, de empacar nuestra vida en cajas, de despedirnos de los vecinos y de cambiar de rutina. Es un verano de mudanza y, aunque suene agotador y desafiante, este momento tiene muchas cosas positivas.
31 Jul 2016 – 10:42 AM EDT
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Verano de mudanza. Crédito: Dreamstime


Cuando decimos verano, siempre pensamos en vacaciones, sol, playa y mar, pero para mi este año suena a cambios. Primero porque mi hija más pequeña comienza el Kínder, la segunda nena pasa a último grado del preescolar, pero sobre todo, porque en unas semanas mis tres hijos y yo nos mudaremos de casa. Para mis hijas será la primera vez que cambien de domicilio.

A mi no me agobia la mudanza, he tenido muchas en mi vida, el punto ahora es que nunca he hecho una sola con mis tres hijos, ya no se trata solo de mi vida y de mis cosas, sino de la vida de otras tres personitas con todo lo que eso implica. Luego de respirar profundo comencé a verle el lado amable a la situación.

Después de tener ya asegurada la nueva casa, me senté a hablar con mis hijos, les dije que viviremos en otra casa y que pronto la conocerán, que será diferente pero que igual que donde vivimos ahora, será nuestro nuevo hogar, que lo arreglaremos a nuestro gusto y que será el comienzo de un nuevo ciclo en nuestra vida.

Luego de darle vueltas al tema por varias noches, entre las muchas cosas que estuve pensando es que un cambio de casa es una buena oportunidad para enseñarle a los niños a soltar, sobre todo en lo material.

También es un buen ejercicio emocional de aprender que los recuerdos están con nosotros. Mi hijo mayor se puso un poco triste porque dice que en donde vivimos ahora hay muchos recuerdos de cuando era más pequeño y de cuando su papá vivía aquí.

Después de abrazarlo le dije que entendía su emoción pero que los recuerdos nos los llevamos a donde quiera que vamos, que los momentos alegres y emocionantes que hemos vivido están en nuestra cabeza y en nuestro corazón sin importar en qué parte del mundo vivamos.

Otro aspecto importante de esta mudanza es darnos cuenta de cuántas cosas acumulamos y conservamos y que ya no usamos, pero que a otras personas les puede servir, así que esa es otra ganancia, desprendernos de juguetes, muebles y hasta ropa que ya no tiene sentido seguir conservando.

Así que este verano soplan vientos de cambio, de empacar nuestra vida en cajas, de despedirnos de los vecinos, del parque que está frente a nuestro edificio, de los ruidos a los que estamos acostumbrados, de la rutina de ir y venir a la escuela por los mismo caminos.

Este verano, nadie por aquí tendrá vacaciones estrictamente hablando, pues tenemos unas semanas para lograr empacar ropa, trastes, cuadros, juguetes, cuatro libreros con todos nuestros libros, carriolas, una cantidad enorme de películas, y por supuesto, nuestras emociones.

Sospecho que lo más duro será cuando se acerque el día de salir por última vez de nuestra actual casa, pero mientras, estas semanas habrá que concentrarnos en empacar.

Para mí, lo más importante es que ellos logren sentirse seguros en el nuevo espacio, que puedan hacer suyo cada rincón de la casa nueva, y sobre todo que logren sentir que nuestro hogar es y será cualquier parte siempre y cuando estemos juntos.

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