El día en el que Kate Middleton pudo haber sido tu compañera de asiento en el avión

Mientras para los mortales subirse en un avión comercial es un asunto rutinario, para la Duquesa de Cambridge ese acto puede resultar una excentricidad. Nadie si quiera en las mejores versiones de primera clase ha soñado nunca con toparse con la cara rígida de la Reina Isabel II.
Pero la mujer que parece alardear de pantalones de 25 dólares, que se muestra cercana con sus hijos y sus seguidores no tenía por qué seguir el protocolo tampoco en materia de viajes. En su primer viaje sola, sin el Príncipe Guillermo, a los Países Bajos decidió que no era necesaria tanta parafernalia, y tanta gasolina invertida en una sola invitada, y para volver a casa reservó una silla en el vuelo de las 7:15 pm de British Airways, la misma aerolínea en la que trabajó su madre Carole Middleton.
Los incautos pasajeros apenas podían creer que esa mujer que parece inalcanzable, a fuerza de verla solo en revistas y fotos sociales, estuviera de hecho entre ellos. Vestida con un traje que parecía evocar los aires de los 50 de Jackie Kennedy, en un lila claro, de la diseñadora Catherine Walker, Middleton volvió a casa después de haberle dejado al mundo otro acto para recordar.
Para su visita al emblemático museo holandés Mauritshuis que estaba incluido en su programa, llevó puestas unas finas perlas que hacen parte de las joyas de la reina madre. Más que un capricho, esta estudiante de bellas artes, ahora convertida en una de las mujeres más importantes de Inglaterra, quería rendirle un homenaje a ese cuadro de Johannes Vermeer conocido como ‘La chica con el arete de perla’ ('Girl With A Pearl Earring’) que a tantos análisis y hasta películas ha dado lugar. Los fotógrafos que la seguían de cerca en el recorrido no perdieron de vista este momento.
Con estos gestos Kate Middleton continúa consolidando esa imagen de una aristocracia renovada que vuela y usa ropas ordinarias y que siempre lleva zapatos nude.