Tatuajes y piercings: cómo hablar con los adolescentes
Una de las etapas por las que pasan todos los adolescentes del mundo es el deseo por hacerse un tatuaje o ponerse un piercing. Afrontar esta situación es fundamental para evitar problemas y entender la diferencia entre rebeldía y verdadera personalidad.
Todos los chicos lo hacen
Los tatuajes y los piercing (nombre que se le da a los aretes y pendientes que se colocan en cualquier parte del cuerpo, incluyendo las orejas, la lengua, pezones, ombligo, etc.) son una moda que ha tenido éxito entre los adolescentes de todo el mundo.
Es una manera de expresarse natural en esa etapa de la vida que no representa mayores problemas, pero que tiene algunos riesgos y además trascendencia superior a la adolescencia, por lo que será importante tener una charla con los jóvenes antes de que decidan hacerse este tipo de “adornos”.
La responsabilidad de los comercios
Seguramente, si los adolescentes han decidido hacerse alguno de estos adornos en la piel, sean tatuajes o piercings, habrán averiguado con anticipación dónde hacerlos y cuánto cuestan. Los sitios serios y confiables les pedirán documentos para certificar que son mayores de edad y, si no lo son, les solicitarán una autorización de sus padres. Incluso, a las mujeres que llegan con intenciones de tatuar o perforar sus barrigas les avisarán de los riesgos estéticos que correrán en el futuro con un embarazo.
Sin embargo, no podemos quedarnos tranquilos pensando que todos los sitios donde hacen estas cosas serán así de responsables.
Los riesgos y de qué prevenirlos
Los riesgos que se corren al hacer alguno de estos adornos en la piel son los mismos que se corren al compartir jeringas, ya que para ambos es necesario “lastimar” la piel y hay sangrado, aunque sea mínimo, por lo que deben estar seguros de que el material usado para ellos es nuevo y descartable.
La tinta de los tatuajes también tiene que ser nueva, es decir, el tatuador tiene que sacarla de un contenedor y poner la cantidad necesaria en un envase más pequeño y nuevo, que luego de usarse será descartado con la tinta sobrante.
Las adolescentes que desean tatuar o perforar sus ombligos, la barriga o los senos, tienen que pensar en el futuro, ya que si aumentan de peso o quedan embarazadas sucederán dos cosas: el tatuaje se estirará y quedará como una mancha amorfa y la perforación puede estirarse. O si fue hecho perforando los canales de la lactancia podrá ser un problema para el bebé.
La trascendencia después de la adolescencia
Sobre todo hay que explicarles que este tipo de modas no son pasajeras en sus cuerpos… Que se corten el pelo o se lo tiñan de colores no representa problemas en el futuro, pero estas son marcas que quedarán en su piel para siempre, es decir, serán abuelos con tatuaje y orificios en cualquier parte del cuerpo. Y si bien la mayoría de la gente ya no presta atención a estas cosas, muchos empleos les cerrarán las puertas si su aspecto no es tradicional.
Lo fundamental es que logren pensar juntos cómo será su vida en el futuro, ya que también pueden hacerse el tatuaje en un sitio que se pueda cubrir y el arete puede sacarse sin dejar rastros. Pero siempre será necesario que cuiden la higiene especial que necesitará cada uno de esos “adornos”.