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Familia

Reproducción asistida en Uruguay: ¿Cuál es la realidad de nuestro país?

Publicado 30 Sep 2016 – 03:48 PM EDT | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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¡Conoce los avances y los debes de una ley que facilitó que muchas familias cumplieran su sueño!

Muchas parejas y personas solteras encontraron una alternativa a sus problemas de fertilidad a fines de 2014. Fue cuando se aprobó la ley de reproducción asistida que buscaba regular y garantizar un mejor a las diferentes técnicas para lograr el embarazo.

Baja y Alta complejidad

Las técnicas de reproducción asistida pueden dividirse según su complejidad. Las técnicas consideradas de baja complejidad -que están cubiertas, no en su totalidad, por las mutualistas- se centran en el estímulo ovulatorio, la coordinación de relaciones sexuales y la inseminación artificial. En cambio, las de alta complejidad -que son financiadas, según los ingresos de los tratantes, por el Fondo Nacional de Recursos- implican la unión del óvulo y el espermatozoide fuera del organismo.

Si bien la de baja complejidad es más sencilla y menos costosa, la elección del tratamiento depende del problema que tenga la persona o pareja. Aunque Marisa Dellepiane, perteneciente al Centro de Esterilidad de Montevideo (CEM), explica que “la fertilización in vitro (FIV) tiene tres veces más chance de éxito que los tratamientos de baja complejidad”.

Antes de la ley

La historia de la reproducción asistida no tiene tantos años en el mundo. En el caso de Uruguay, fue recién en 1986 cuando un grupo se interesó por dar vida y comenzó a estudiar la temática. En 1990 nació en nuestro país la primera niña por FIV.

En ese entonces, la tasa de embarazo por reproducción asistida de alta complejidad era muy baja en Uruguay, por debajo del promedio mundial. Las causas eran dos, según Dellepiane, las parejas que lo hacían eran las que tenían más recursos y que, generalmente, tenían más edad. Y, además, el no era universal territorialmente.

La situación cambió con el tiempo, la llegada del siglo XXI aportó muchísimo a la reproducción asistida en el mundo y también en Uruguay. Para mejorar el éxito de los tratamientos, la experta en FIV explica que se necesita tener tecnología y recursos humanos. Hoy en día, se cuenta con ambos requisitos y eso se ve reflejado en las tasas de embarazo: “Son iguales o superiores a las del promedio de América Latina. A su vez, en el mundo estamos compitiendo muy bien”.

2014: el principio del cambio

Si bien la FIV tardó algunos meses en ponerse en marcha, las técnicas de baja complejidad empezaron a funcionar poco después de aprobada la ley.

“Fue revolucionaria la ley”, explicó Dellepiane. La cobertura en todo el país fue uno de los puntos que más influyeron en este cambio, logrando que en todos los departamentos se pueda acceder a las técnicas de baja complejidad. En el caso de las de alta complejidad, la expansión es menor porque se necesita un buen laboratorio para garantizar el éxito. Quienes deben realizarse una FIV pueden concurrir a Montevideo, donde hay tres clínicas, o a Salto, donde hay una clínica.

Si bien la cobertura se ha ampliado muchísimo, la doctora del CEM manifiesta que aún queda trabajo por hacer: “La cobertura no es homogénea, los servicios de ASSE, sobre todo, son insuficientes en el interior del país”. La primera parte ya se logró, ahora hay una nueva meta que es “lograr que no solo los pacientes de las mutualistas tengan sino también los s de ASSE del interior”.

La realidad no solo cambió para las instituciones de salud, lo mismo sucedió con la Fundación Dar a Luz. Una organización que nació en 2010 con el objetivo de ayudar económica y psicológicamente a las personas con infertilidad. La ayuda económica que brinda la ley permitió que se enfocaran en el aspecto que más les interesaba: la ayuda emocional y psicológica.

Más información, por favor

Uno de los debes que tiene el Ministerio de Salud Pública es difundir sobre la ley y los tratamientos de reproducción asistida. Sin embargo, no solo falta información por parte de los organismos públicos sino también en la educación.

Las personas llegan a la Clínica, cuenta Marisa Dellepiane, sin saber que la edad, el tabaco, el sobrepeso y otras cuestiones de la vida cotidiana pueden afectar la fertilidad de una persona. “Hay que corregir los hábitos y los estilos de vida a través de una educación desde la adolescencia”, y argumenta que la fertilidad es un bien a cuidar.

La probabilidad de quedar embarazada entre los 20 y los 24 años es de 80%, mientras que a los 35 es de solo un 50%. Con más información y más conciencia de lo que la edad puede generar en nuestra fertilidad, cree que se podría evitar que tantas personas tengan que recurrir a los tratamientos de reproducción asistida.

Sandra Rodríguez y Dolores Capurro, fundadoras de la Fundación Dar a Luz transitan la misma línea: “La razón por la que tardamos en consultar a un especialista en reproducción asistida es porque hay un descreimiento, nadie piensa que tiene que pasar por esto para ser padre o madre. Si hubiera más información, o se si tomara como algo más natural, la gente acudiría más temprano a la consulta”.

Infertilidad y tratamientos

En nuestro país no hay estudios, pero se estima que tanto en Uruguay como en todo el mundo, el 20% de las personas son infértiles. Sin embargo, depende mucho de la edad de las personas. A medida que pasan los años mayores son las tasas de infertilidad: A los 40 años el 70% no son fértiles y a los 45 años el número asciende al 90%.

Antes no era tan notorio cuántas personas padecían de la imposibilidad de ser padres porque eran muy pocas las que intentaban acceder a los tratamientos. Con la llegada de la ley, el número creció y casi se triplicó. En CEM se hacían 300 FIV al año y se estiman que en 2016 lleguen a las 800.

150 es el número de reproducciones asistidas que Dellepiane hace por año. De esos tratamientos, el porcentaje de éxito es de entre 53% y 54%.

Metas futuras, próximos cambios

"Mantener el orden en lugar de corregir el desorden, es el principio máximo de la sabiduría. Curar la enfermedad después que ha aparecido es como cavar un pozo cuando uno tiene sed, o forjar armas después que la guerra ha comenzado". Esta frase del siglo II A.C inspira a Dellepiane a pensar en la próxima meta que se debería trazar: que menos pacientes requieran de reproducción asistida para poder concebir. ¿Cómo se puede lograr eso? Cambiando hábitos, informando y educando.

Además de la meta, hay cambios próximos para la ley. El tope del a las reproducciones asistidas de alta complejidad para mujeres mayores de 40 años se hará realidad en febrero de 2017. Dellepiane cree que quienes se sentirán más afectados son los sectores más pobres de la sociedad, aunque agrega que la oportunidad estuvo presente durante dos años. Por fuera de la ley estas mujeres pueden seguir realizándose los tratamientos. Desde la Fundación Dar a Luz aconsejan hacerlo ahora, no bajar los brazos e intentar realizarse la FIV antes de febrero.

Buscar apoyo

Si bien el MSP, el FNR y las instituciones de salud son lugares a los que se puede recurrir por más información, es muy importante recibir un apoyo más de cercanía y no tan institucional. Es en ese lugar donde se desarrolla Fundación Dar a Luz.

Sandra Rodríguez es psicóloga especializada en reproducción asistida y, además, es una pieza fundamental de la Fundación. Ella considera que el apoyo psicológico es indispensable para que el tratamiento sea exitoso. Dolores Capurro tuvo que realizarse seis tratamientos para poder quedar embarazada, de esos solo dos los hizo con acompañamiento psicológico y, curiosamente, fueron los que dieron positivos.

La ley de reproducción asistida mejoró muchísimo el panorama de Uruguay en esta materia. Queda camino por recorrer, pero muchas parejas y mujeres que deseaban ser madres lo lograron gracias a la facilitación económica que se les dio a través de esta ley.

¿Qué queda? Más información, mejor calidad de vida y un diagnóstico temprano.

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