Prueba de glucosa en el embarazo: de qué se trata
La prueba de glucosa durante en el embarazo es un test que se realiza para verificar si la mujer sufre de la llamada diabetes gestacional o de intolerancia a la glucosa por el embarazo.
Se realiza con o sin ayuno, sacando sangre de las yemas de los dedos usualmente, o si no de las venas. Se suele pedir a la mujer que previamente tomes agua azucarada (suele darse a la mujer una bebida con glucosa ya preparada en el sitio de la extracción especial para estos fines) o algún alimento con azúcar, ya que este test evalúa el aumento de los niveles de glucosa en sangre, una hora antes de la extracción.
Suele ofrecerse esta prueba a mujeres de alrededor de 28 semanas de embarazo, especialmente si la mujer tiene una historia familia de diabetes o de diabetes gestacional. En muchas instituciones se ofrece esta prueba rutinariamente, aunque en otros existen protocolos para determinar si una mujer necesita o no tomar esta prueba.
Los resultados evalúan el nivel de glucosa en sangre. Si el resultado es menor a 140, se considera que la mujer no tiene diabetes gestacional; un número por encima de 140 requerirá de más extracciones de sangre para evaluar, en una nueva prueba en que se esperan, luego de ingerir el agua o alimento con azúcar, media hora para la extracción y prueba, y luego 1 hora, 2 horas y 3 horas. Esta se llama la prueba de la curva de la glucosa.
Si en todas las pruebas los niveles de glucosa dan altos, lo más seguro es que se indique a la mujer una consulta con un nutricionista para aprender modos de manejar a través de la alimentación los niveles de glucosa en sangre, y se indicarán procedimientos para monitorear esos niveles y controlarlos.
Esta prueba de glucosa no implica ningún riesgo para la mujer embarazada ni para el bebé; se trata de una prueba muy poco invasiva, que sólo implica una extracción de sangre mínima a la mamá.