La importancia de la inteligencia emocional
La habilidad de comprender las emociones de otra persona y ponerse es un lugar se llama empatía. La inteligencia o IQ emocional, es la capacidad de comprender los propios sentimientos y los de los demás, controlar las propias emociones y desarrollar una emocionalidad saludable. Muchos estudios demuestran que es más importante la inteligencia emocional que el coeficiente intelectual para el éxito en todos los aspectos de la vida.
Estos aspectos tan importantes deben ser estimulados en nuestros hijos. Esta guía nos muestra cómo los padres podemos ayudar en este proceso tan importante:
- Asegúrate que las necesidades emocionales de tu hijo estén cubiertas: debe poder contar con sus padres y su apoyo emocional para poder luego empatizar con los demás.
- Enséñale a lidiar con las emociones negativas: las emociones como bronca y celos son naturales. Pero un niño que aprender a manejar estas emociones de un modo positivo y orientado a solucionar los conflictos por padres amorosos tendrá una inteligencia emocional más sólida.
- "¿Cómo te sentirías si...?". Los niños tienen una tendencia natural a la empatía, pero también es normal en su desarrollo que estén centrados en sí mismos. Hay muchas oportunidades para enseñar acerca de cómo las propias acciones pueden dañar a otro. Si tu niño pequeño quita el juguete a otro, por ejemplo, puedes decirle "¿Cómo te sentirías si te quitaran a tí tu juguete?" Desarrollar la capacidad de pensar en el otro fortalece la empatía natural.
- Darle nombre a los sentimientos. Para ayudar a tu hijo a comprender sus emociones y sentimientos, identifícalos y nómbralos. Por ejemplo: si tu hijo es amable con alguien, como al intentar consolar a un bebé que llora, dile "Eso fue muy considerado de tu parte; estoy seguro que tu amabilidad hizo sentir muy bien al bebé". Si tiene un conflicto con otro niño puedes decir "Sé que estás enojado y sientes bronca, pero los amigos sienten tristeza si quitamos sus juguetes". El nombrar las emociones e identificarlas en la adultez y en la niñez, ayuda a no desquitarnos con los demás.
- Conversa sobre emociones negativas y positivas. Estamos expuestos constantemente a buenos y malos ejemplos en la vida real, libros y tv. Charla con tu hijo sobre las conductas que observen, como al ver a alguien burlarse de otra persona, o por el contrario, alguien ayudando a los demás. Conversen sobre estas diferentes conductas y su efecto en los demás.
- Sé un buen ejemplo. Tu hijo imitará tu modo de interactuar con los demás y de manejar tus relaciones personales. Muéstrale lo que significa ser una persona amable y amorosa con tus acciones. Ayudando a familiares y vecinos, siendo de ayuda con amigos que necesiten ayuda con algo o que estén pasando un mal momento enseñará a tu hijo cómo ser una persona empática.