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consejos de salud

¿El embarazo y la lactancia afectan la vista? Los expertos responden

Publicado 3 May 2019 – 02:00 PM EDT | Actualizado 3 May 2019 – 02:00 PM EDT
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El embarazo trae consigo muchas dudas para las futuras madres y desde luego aumentan debido a que cada cuerpo es diferente. No obstante, hay un par de generalidades que los especialistas destacan para todos los casos, con el fin de desmitificar miedos infundados.

Uno de los mitos más frecuentes se enfoca en la salud ocular de la madre. La creencia popular asegura que el embarazo y la lactancia afectan naturalmente la vista, y que muchas veces ocasionan daños irreversibles a los nervios oculares.

Según la Academia Americana de Oftalmología (AOO), este mito se relaciona con otras deficiencias en la alimentación durante el embarazo que SÍ pueden conllevar a una visión más débil.

No obstante, los expertos son claros: ni el embarazo ni la lactancia por sí solos influyen en trastornos congénitos como la miopía. Por ejemplo: actualmente es común que las mujeres se embaracen después de los 30, pero la visión borrosa que lleguen a presentar está más relacionada con su genética y hábitos de consumo (alimentación deficiente, carencia de vitaminas, dependencia de monitores relucientes en la rutina, etc.).

Esto significa que no se debe tomar a la ligera aquellas señales que pudieran indicar que algo malo está ocurriendo con la visión de la futura madre. De esta manera el especialista podrá indicarle el tratamiento a seguir.

En la AOO se hace énfasis sobre lo que SÍ se puede esperar que ocurra con la visión cuando la gestación comienza:

  • Resequedad: la córnea puede estar mucho más sensible a agentes externos por la retención de líquidos, pero unas gotas farmacéuticas para lubricar resolverán el problema.
  • Visión borrosa ocasional: la deficiencia de hierro se manifiesta con esta señal y puede confundirse con miopía o astigmatismo, según su gravedad.
  • Variaciones en la presión intraocular (PIO): la PIO se refiere al recorrido de los líquidos intraoculares contra la pared del ojo, la cual es necesaria para que éste se mantenga distendido. Podría haber un poco más de presión y contribuir a la irritación u otras molestias. Se requiere de especial cuidado cuando la paciente tiene trastornos oculares previos o enfermedades crónicas (diabetes, problemas cardiovasculares, etc.)

Cabe destacar que un chequeo continuo de la PIO durante el embarazo y la lactancia temprana es muy recomendable. Vigilar la salud ocular en esta etapa es tan indispensable como visitar al ginecólogo.

Los expertos recomiendan revisiones oculares especiales para mujeres embarazadas que han padecido toxoplasmosis, cualquier tipo de hepatitis y uveítis (inflamación de la capa media del ojo que afecta toda su estructura). Estas enfermedades suelen dejar secuelas que pueden volver a desencadenarse en esta etapa.

Durante el embarazo evita a toda costa el uso de gotas caseras, incluso si sólo las utilizas para lubricar. La opinión de un experto nunca debe ser subestimada para cuidar tu salud y la de tu bebé.

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