10 errores que no sabías que estás cometiendo en tu rutina de belleza

Por Amanda Cienfuegos
No sabemos cómo llegaron a nuestra vida, tal vez las copiamos de nuestras madres o hermanas… lo cierto es que la diferencia para cuidarnos y estar más guapas, puede radicar en estos pequeños detalles.
1. Protector solar, ¿y ya?
Muchas veces pensamos que el protector solar sustituye la crema habitual de día lo cual es un error, pues tienen funciones distintas. La rutina correcta, luego del baño diario es: tónico – crema hidratante – protector solar – maquillaje o bb cream. Incluso, los expertos recomiendan que mezcles un poco de maquillaje con el protector habitual para que la película protectora quede en la superficie de tu rostro.
2. Primero los ojos
Muchas mujeres solemos ponernos la base de maquillaje y luego proceder con las sombras y delineadores de ojos. ¡Error! Cuando aplicamos color en los párpados, hay pequeñas partículas de polvo que caen sobre el rostro y se adhieren pues está húmedo. Así que los expertos recomiendan que primero te maquilles los ojos y después, pongas sobre el rostro la base líquida o en crema.
3. Al lavarte los dientes…
Primero te cepillas, luego usas hilo dental y después enjuague bucal. Pues resulta que al hacerlo, no está removiendo del todo las partículas de alimento; así que el proceso es al revés: primero el hilo dental, luego el enjuague, y por último el cepillado…. De haber sabido.
4. No corras por el eye cream…
Si bien es cierto que un buen cuidado de la piel previene la aparición de arrugas, los dermatólogos no recomiendan “prevenirte” respecto de la zona de los ojos pues es un área demasiado delicada. Si aún no tienes arrugas, lo ideal es que no la manipules demasiado y si acaso, coloques vaselina o tu crema habitual sobre el área.
5.Las cremas no se untan
Toda una vida sin saberlo. Pero resulta que al untar las cremas y frotarlas con las manos, estás maltratando el tejido de la piel. Los cosmeatras expertos recomiendan colocar la crema sobre la palma de las manos y presionar sobre el rostro hasta que ésta se absorba.
6.¿Hasta dónde colocas los productos?
Sí, lo sé: es lunes y vas tarde al trabajo así que saliendo de la ducha corres a colocarte la crema del día sobre el rostro… pero, seguro te olvidas del cuello, las orejas y el pecho. Zonas que también están expuestas al medio ambiente todo el día y por lo tanto, también debes proteger.
7. Desmaquillarte con agua y jabón.
Si antes de dormir sueles limpiar tu rostro con agua y alguna espuma limpiadora o jabón, te tengo malas noticias: el agua y el jabón no remueven las partículas de maquillaje. Lo recomendable es usar un producto específico, de preferencia con una base grasa (o, si se te acabó utilizar aceite de olivo o de coco) y luego, lavarte como acostumbras.
8. Si viajas, todo en frascos pequeños.
Es una molestia estar cargando con todos tus productos en su tamaño original, así que compras frasquitos más pequeños para colocarlos en tu maleta de viaje. Pues bueno, en el caso de los productos específicos del rostro, esto puede resultar contraproducente pues está contaminándolo y en algunos casos puede incluso perder sus propiedades. Lo recomendable es comprar las versiones para viajar de la línea que acostumbras; casi todas las marcas de belleza tienen ya un travel kit que además es súper cute.
9. El exfoliante de rostro durante el día.
Puede pasar incluso que lo tengas en la ducha y lo utilices una o dos veces por semana. Eso está bien siempre y cuando no lo hagas por las mañanas. Lo ideal es exfoliar por la noche para que la piel descanse y los poros se cierren. De otro modo, con los poros abiertos, rellenarás de maquillaje y los expondrás al polvo de todo el día.
10. El corrector de ojos
La costumbre (ignoro quien la inició) es colocar el corrector a lo largo de toda la parte de abajo del ojo. Pero resulta, que tal vez no lo necesitas así y sólo te estás creando un efecto mapache. Un truco muy sencillo es, frente al espejo, inclinar tu cabeza hacia el frente y ver qué parte de la zona se oscurece con sombra. Es ahí donde debes colocar el corrector que nunca debe ser dos tonos más claros que tu piel.