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Inspiración

De Catalina a Alexis: la historia de la niña que vivió 12 años en el cuerpo equivocado

Publicado 26 Jun 2017 – 06:00 PM EDT | Actualizado 23 Mar 2018 – 10:43 PM EDT
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Nacieron en 2004 como gemelas idénticas en un pueblo alejado de Santiago de Chile. Se criaron en un ambiente violento y prometieron cuidarse para siempre la una a la otra.  Catalina e Ignacia tenían una relación muy estrecha, eran hermanas, mejores amigas, defensoras... Lo eran todo y se contaban todo, excepto una cosa: un secreto que Catalina guardaba porque el miedo la aterrorizaba.

El comienzo de una vida mejor

En 2013, su tía, cansada de los maltratos que recibían las niñas, decidió llevarlas a Santiago de Chile para comenzar una nueva vida juntas. Fue entonces cuando descubrió la verdad.

Al ver algunos dibujos de Catalina, y luego de hacerle una serie de preguntas en las que intentaba que la pequeña se sincerara, lo descubrió: Catalina se sentía encerrada en un cuerpo de mujer, ella se sentía como un chico; le dijo que cada vez que se miraba al espejo veía un niño con pantalones cortos y musculosa.

Esta confesión, lejos de paralizar a su tía, la movilizó. Llevó a la niña con profesionales para que la ayudaran a reordenar su vida.

El nacimiento de Alexis

El proceso de cambio comenzó en 2016, cuando un grupo de psicólogos guió a la familia para asimilar la nueva realidad de la mejor manera. A mediados de ese año hablaron con Ignacia, la gemela idéntica:

«Sentí felicidad por él, pero un poco de pena por mí porque nunca más iba a tener una hermana gemela», itió Ignacia.

El acontecimiento que dio lugar al nacimiento oficial de Alexis fue el día que Catalina se realizó por primera vez el corte con el que siempre había soñado. Por primera vez en 12 años se sentía libre de ser lo que su corazón le dictaba.

Su tía y su hermana confiesan que fue un duro momento, pero que Alexis enseguida las tranquilizó: «no sufran, es el día más feliz de mi vida.»

El gran paso

El reconocimiento de la familia fue fundamental para Alexis, sin embargo el hecho de «salir» al mundo exterior significaba todo un desafío. Para eso, Alexis preparó, junto con su hermana, una presentación para explicarle a los chicos de la escuela que tuvieran dudas acerca de su condición. Afortunadamente, nunca tuvieron que usar esa presentación.

La transición fue grandiosa, su entorno lo acompañó en cada paso, y su reciente cumpleaños fue el mejor. Al momento de cantar el «Feliz cumpleaños», todos sus familiaress y amigos dijeron al unísono Alexis en vez de Catalina. La felicidad desbordaba del pequeño, se notaba en su sonrisa.

La vida de Alexis

La vida de los hermanos ha cambiado, no así la conexión que ambos tienen. Hoy día su rutina dista mucho de la que solía ser, y es por eso que Ignacia extraña a Cata:

«Nosotras éramos muy parecidas. Se ve en las fotos cuando chicas. Mis papás discutían mucho, escuchábamos todo. Cuando nos vinimos a Santiago con mi tía, todo fue mejor. En el colegio nos seguían confundiendo: éramos iguales. Nos contábamos las cosas, pero yo no sabía que mi hermana se tenía esto guardado desde chiquitita. En el colegio la molestaban porque jugaba fútbol. Yo la defendía. Le tenían celos porque era la más bonita de su curso. Ahora ya no lo molestan. Está contento. Yo lo sé porque los gemelos podemos sentir lo que le pasa al otro. A mí a veces me da pena, veo a una compañera que tiene una hermana y me acuerdo cuando nosotras nos abrazábamos como hermanas. Ahora él me abraza poco. Ya no es tan cariñoso: los hombres son así. A veces tengo nostalgia, me gustaría que la Cata estuviera cerca. No se lo digo, me lo guardo y, si lloro, no lo hago delante de él. Pero me gusta su valentía. Que se reconoció como era y enfrentó sus miedos. A veces pienso que si me cortara el pelo como el Alexis nos pareceríamos de nuevo y no nos reconocerían. Pero son solo ideas. A mí me gusta mi pelo largo.»

Por su parte, Alexis se siente inmensamente feliz con su nueva vida, y cuando le preguntan qué siente al ver a su hermana responde:

«Siempre me di cuenta de que era distinta a mi hermana, en la forma de jugar, la forma de vestirse. Toda mi vida jugué con juguetes de niño. Hoy no me acuerdo de la niña que fui. Ni de cómo era, ni del nombre, ni del pelo largo. Por eso, cuando veo a Ignacia no recuerdo esa niña que yo era, no me veo en ella, no me trae recuerdos. Guardé todo eso y preferí avanzar. Ahora no soy muy cariñoso con la Ignacia como antes, no sé por qué. He cambiado. Pero me gustaría decirle que siempre voy a estar con ella, que es lo más importante para mí. Ella me ha apoyado y acompañado; le daría las gracias por estar conmigo. Sé, porque los gemelos podemos sentir entre nosotros, que a ella le ha costado olvidar a su hermana, pero no la veo preocupada.»

La vida de estos hermanos cambió y se consideran más felices. Sin duda, son un ejemplo de aceptación que muchos deberíamos seguir.

Alexis se sintió seguro y en confianza con su tía para poder revelar su secreto a los 12 años, pero no todos pueden hacerlo. Está en nosotros abrir un camino para que todas las personas puedan expresar lo sienten y vivir sus vidas a pleno. El cambio está en nosotros.

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