{ "@context": "http://schema.org", "@type": "BreadcrumbList", "itemListElement": [ { "@type": "ListItem", "position": 1, "item": { "@id": "/estilo-de-vida", "name": "Estilo De Vida" } }, { "@type": "ListItem", "position": 2, "item": { "@id": "/estilo-de-vida/bienestar", "name": "Bienestar" } } ] }
null: nullpx
leyenda

Conoce la parábola budista que nos enseña a ignorar para ser felices

Publicado 18 Nov 2017 – 03:00 PM EST | Actualizado 14 Mar 2018 – 09:48 AM EDT
Comparte

Cuando alguien nos dice algo que nos duele o tiene una actitud inesperada que nos lastima, lo más habitual es que surja la sensación de dolor o de angustia. Podemos echarle la culpa a esa persona por sentirnos así, podemos también tildarla de egoísta o injusta por no pensar en nuestros sentimientos. Pero sin saberlo, no estamos siendo conscientes de que eso que sentimos es fruto de una elección. Y que por ende elegimos cómo asimilar lo que esa persona nos dijo.  

El arte de saber ignorar

Tenemos la posibilidad de culpar a otro por el dolor que nos hizo sentir —humillación, ira o cualquier sentimiento que nos aflija— o podemos ignorar sus dichos o su actitud para mantener nuestra entereza, para sobre todo sentirnos bien. Visto de esta manera, en cuestión de segundos tenemos la libertad de elegir, de optar por el dolor o el bienestar, por la ira o el agradecimiento. Algo que una parábola budista lo explica con un hermoso relato.

«Según cuentan, en una ocasión un hombre se acercó a Buda y, sin decir palabra, le escupió a la cara. Sus discípulos se enfurecieron. Ananda, el discípulo más cercano, le pidió a Buda: —¡Dame permiso para darle su merecido a este hombre! Buda se limpió la cara con serenidad y le respondió a Ananda: —No. Yo hablaré con él. Y uniendo las palmas de sus manos en señal de reverencia, le dijo al hombre: —Gracias. Con tu gesto me has permitido comprobar que la ira me ha abandonado. Te estoy tremendamente agradecido. Tu gesto también ha demostrado que a Ananda y a los otros discípulos todavía pueden invadirle la ira. ¡Muchas gracias! ¡Te estamos muy agradecidos! Obviamente, el hombre no daba crédito a lo que escuchaba, se sintió conmocionado y apenado.»

El hecho de ignorar es usualmente visto con una connotación negativa, cuando perfectamente puede ser visto como una oportunidad para enfocarnos en nosotros mismos, y darnos cuenta de que el acto del otro dice mucho de lo que el otro está sintiendo, y que es decisión nuestra que nos afecte lo que le esté sucediendo.

Esta parábola también nos invita a reflexionar sobre el agradecimiento. En realidad, sentirse dolido es una forma de ver lo que nos está pasando, lo que nos hace o dice otra persona puede verse también como una oportunidad para agradecerle por el aprendizaje de poder conocernos más: ¿por qué me hace sentir eso?, ¿quiero estar bien o mal?, ¿por qué opto por sentirme mal?, ¿en qué estoy pensando para sentirme mal?, ¿y si modifico mis pensamientos?  

Comparte
RELACIONADOS:leyendavix-inspiracionViX.