{ "@context": "http://schema.org", "@type": "BreadcrumbList", "itemListElement": [ { "@type": "ListItem", "position": 1, "item": { "@id": "/estilo-de-vida", "name": "Estilo De Vida" } }, { "@type": "ListItem", "position": 2, "item": { "@id": "/estilo-de-vida/bienestar", "name": "Bienestar" } } ] }
null: nullpx
Igualdad de género

Carta abierta a las que luchan por la igualdad de género

Publicado 8 Mar 2017 – 01:00 PM EST | Actualizado 26 Mar 2018 – 10:34 AM EDT
Comparte

Cada una de nosotras alguna vez se indignó por las groserías que nos dijeron en la calle, otras nos asustamos cuando un auto paró para invitarnos a dar un paseo. También sentimos indignación cada vez que murió (y muere) una mujer y lo tipifican como femicidio.

Somos fuertes, inquebrantables, sabemos amar y cuidar a los demás sin descuidarnos a nosotras. Somos capaces de ponernos en el lugar del otro y entender tanto el sufrimiento como la felicidad. Sabemos de qué se trata el dolor, la indignación y la rabia porque lo hemos sentido en carne propia, porque hemos luchado y alzado la voz para que cada una de nosotras tenga el lugar que se merece.

Hace varias décadas, las mujeres defendimos los derechos de todas para abrir caminos y comenzar a construir la realidad de hoy. Es cierto, todavía queda mucho por construir, pero hoy vivimos una realidad con la que otras mujeres solo pudieron soñar.

Sin embargo,tras la conquista de nuestros derechos perdimos el eje central, sin darnos cuenta hemos rozado el límite de  convertimos en todo lo que repudiamos. ¿Cuando nos convertimos en mujeres que odian a los hombres y los quieren fuera de nuestra lucha? ¿En qué momento nos convertimos en esas personas que apuntan con el dedo a las ama de casa y las critican por no ser lo suficientemente revolucionarias? ¿Cuándo fue que decidimos empujar, insultar y gritar a todo aquello que no fuera mujer? ¡¿Qué nos pasó?!

Parece que olvidamos hacia dónde queremos ir, la atención de los medios de comunicación nos encandiló y casi nos convertimos en nuestro peor enemigo.

Sin quererlo, nos volvimos violentas y nos sentimos el género superior sin darnos cuenta que la lucha no es solo nuestra. Sí, somos mujeres, somos quienes más sufrimos en un mundo pensado para hombres, pero esos hombres también luchan con nosotras, porque ellos también sintieron la injusticia y quisieron sumarse.

No podemos olvidar que, hace algunas décadas atrás, nuestra voz estaba silenciada, pero hubo  hombres que creyeron en nuestra causa y nos escucharon. Esto no quiere decir que ellos sean superiores, simplemente nos recuerda que no luchamos solas, tenemos una comunidad detrás que cada vez está más dispuesta a ayudarnos, a acompañarnos y a embanderarse con nuestras causas.

Es por eso que quería escribirte esta carta, para que vuelvas a encontrar tu eje. No pienses el mundo en “ellos y nosotras”, no creas que todos quieren desvalorizarte, no son todos iguales. Hay hombres que nos aman y quieren pelear junto a nosotras. Ellos saben que continuaremos en las primeras filas para hacer reconocer nuestros derechos, pero ellos también son parte de eso, porque son parte de nuestras vidas.

Esto no es una guerra, no es una competencia de supremacía de género, es una lucha codo a codo por un mundo mejor. Para que cuando tus hijos crezcan no conozcan la definición de femicidio, ni tengan problemas para amamantar a su bebé en público o en el trabajo, ni se sientan avergonzados porque papá se queda en casa haciendo las tareas del hogar. Estamos construyendo un mundo para que reine la aceptación del otro, para que la diversidad sea parte de nuestro código genético y no un montón de palabras sin sentido.

Comparte