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Bleach es la mejor adaptación de un anime y solo un verdadero fan pudo percibir por qué

Publicado 17 Sep 2018 – 03:09 PM EDT | Actualizado 24 Sep 2018 – 12:03 PM EDT
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Bleach (2018), también conocida como Bleach: The Soul Reaper Agent Arc, es una producción de Warner Bros. Japan y Netflix que explora el universo ficticio creado por Tite Kubo y publicado en Shonen Jump durante 15 años.

Tanto manga como anime gozaron de gran popularidad, formando parte del triunvirato de Shueisha hasta que Bleach entró en decadencia, tras el arco de Aizen, finalizando abruptamente luego de la saga de La guerra sangrienta de mil años. Aún así, fue exponente máximo del shonen, sobre todo en latinoamérica y, a pesar del penoso historial de adaptaciones ostentado por Netflix, debíamos darle una oportunidad.

Por tal razón, me detendré a analizar ciertos aspectos ideales, tratando de sentenciar a Bleach como una buena adaptación y no como una buena película. En otras palabras: me aferraré al material original y la juzgaré como fan, si lo que buscas es una crítica formal, no es este tu artículo. ¡Comencemos!

Bleach: ¿Por fin vimos una buena adaptación de anime?

El primer elemento fundamental que cualquier adaptación debería tener presente es la aproximación, que es el abordaje y la temperatura que la película tendrá en comparación con el manga o anime. En el caso de las películas japonesas, en general, se preocupan por mostrarse precisos y fieles, sin ofrecer realismo; como podría ser el caso de Fullmetal Alchemist (live action), título que respetó la obra de Hiromu Arakawa al límite, de tal modo que, en ocasiones, parecía un fanfilm de magnífico cosplay y buen CGI.

La aproximación de Bleach fue diferente. Desde un primer momento, se expone informal y adolescente, con placas de texto sobreimpreso que intervienen y arrojan luz sobre los personajes, como si pretendieran romper la cuarta pared, las cuales se inspiran ciertas viñetas del manga. Asimismo, ciertas posturas y actitudes rinden homenaje a lo visto en papel, generando esa sensación nostálgica tan cotizada: Ishida se acomoda los anteojos; el padre de Ichigo golpeando a su retoño en cada oportunidad; el intenso amor de Orihime, y los nefastos dibujos de Rukia... cada uno de estos guiños forman parte de un aviso muy importante: esto no es un film serio o correcto, es una adaptación.

La trama de una buena adaptación no tiene que ser una copia exacta de la fuente canónica, sino, más bien, una historia que respete el original, que sea consciente de las bases universales que conquistaron el corazón de toda una generación. Bleach, por su parte, decide con riesgo y adapta con suma fidelidad. Deshaciéndose del relleno y de algunas subtramas que desarrollan a los personajes secundarios más importantes ( Chad, Orihime y Uryu, de quien se podría haber dicho mucho más), Bleach se compromete con el trabajo de Kubo-sensei y, como si se tratase de un calco, propone la versión más cercana que un largometraje de casi dos horas podría ofrecer.

La historia de este primer film gira en torno a la Saga del Shinigami sustituto, cuando Rukia arriba a la ciudad de Karakura y por accidente transfiere sus poderes de Shinigami a Ichigo. Si bien más adelante se reconocerá este evento como parte de un plan superior, a simple vista no sería más que un relato clásico en el que dos mundos desconocidos colisionan, sin embargo, la maestría de Shinsuke Sato fue manifestada al seleccionar los dos momentos clímax del anime: la cacería de Grand Fisher, Hollow que asesinó a la madre de Ichigo, y la aparición de Kuchiki Byakuya, personaje que introduce el concepto de Sociedad de Almas y da lugar al mejor arco del anime: el rescate de Rukia.

A partir de allí, los distintos puntos conclusivos difieren del material original, pero respetando la esencia del manga.

También debemos hacer hincapié en el apartado de la banda sonora, la que vibró en la frecuencia del anime en todo momento. Tan así que, por momentos, sobre todo durante la batalla entre Ichigo y Renji, se podían escuchar los estridentes sonidos de guitarra que tanta identidad dieron en su época. Nu metal y J-Rock, sosegados con melancólicos vientos (en los momentos más duros del film), pintaron la película con el mismo contraste que viste un Shinigami. Aunque si de vestimenta hablamos...

Quizá el punto más flojo de la adaptación fue la caracterización de indumentaria, la cual lució demasiado perfecta y encartonada, como si de disfraces económicos se tratase. En el caso de un Shinigami, por ejemplo, sin importar la elegancia y nobleza de la familia Kuchiki, un Capitan de división debería lucir un traje de batalla que descubra su naturaleza guerrera; y si el caso de Byakuya no alcanza, ¿no debería Abarai aparentar que ha estado luchando todo este tiempo, en lugar de como si hubiese salido de la tintorería? Quzá suene como una exigencia exquisita, pero durante la lucha final, cuando barren el piso con Ichigo, este exhibe la textura y color que un verdadero guerrero llevaría. No pienso mencionar a Urahara —mi personaje favorito en el manga—, pero creo que es el ejemplo perfecto de un diseño de vestuario que no se debe usar.

Por último, y en lo personal lo más importante, las Zanpakutō. Quizá lo que más me gustó del anime de Bleach fue el concepto de «espada como fuente de poder», las liberaciones de su autentica forma (Shikai y Bankai) al conocer el verdadero nombre de cada arma, como si fuesen compañeros de batalla, encierra la antigua idea de alma en la espada: cada samurai es uno con su espada y en su arma vive parte de su alma. De tal forma, Bleach nos obsequió las transformaciones más épicas y significativas en el anime de las últimas décadas y, también, generó en mí la más ansiosa de las esperas cuando uno de mis personajes favoritos gritaba: '¡BAN... KAI!'. Entonces, ¿supo Bleach respetar la espiritualidad de las Zanpakuto? Visualmente —el apartado de CGI—, no fue la mejor realización; pero cuando Renji exclamó: ' ¡Hoero, Zabimaru!', sentí que todo había valido la pena. Es más, ruego por una secuela solo con el fin de presenciar el Bankai de Ichigo.

En resumen, Bleach fue una película pobre, olvidable para el ser humano promedio, pero un gran homenaje al manga original con variaciones aceptables, indumentaria mediocre, banda sonora épica, mucho corazón y gran presión espiritual...

Si sigues inquiriendo en adaptaciones exactas o copias absolutas del canon, jamás sentirás satisfacción; no obstante, si consigues distinguir lo bueno de lo excelente y valorar el material según lo que es (una adaptación), Bleach, de Shinsuke Sato, es la mejor que nos han ofrecido en mucho tiempo.

Calificación: 9.5/10

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