Las enfermedades mentales y cómo la cultura cinematográfica afecta su percepción
En los años recientes se ha querido hablar con franqueza sobre las enfermedades mentales. Ya no se trata de padecimientos que deban ser guardados bajo la alfombra; son más que eso, y más ahora que gran parte de la población padece de depresión.
Actualmente es más común encontrarse con producciones que hablen más al respecto, lo cual representa una ventana que nos acerca a un hecho palpable de todos los días.
Entre lo real y la ficción
El regreso de M. Night Shyamalan al escenario cinematográfico actual fue gracias a Split, un film que trata sobre Kevin, un hombre que tiene un fuerte trastorno disociativo que fue producto, además, de abuso infantil. En términos generales, Kevin tiene más de 20 personalidades que cubren un amplio espectro, incluyendo desde lo frío y calculador, psicópata hasta lo noble.
Esto, por supuesto, no pasó desapercibido para la comunidad y grupo que habla sobre enfermedades y salud mental. ¿Por qué? El personaje dejó entrever que estos trastornos son sinónimo de muerte y destrucción, lo que ayuda a afianzar el miedo sobre este tema.
Sin embargo Split es solo una muestra de una serie de films que exhiben la fascinación sobre enfermedades y trastornos, y su relación con la violencia. Por ejemplo, algunas producciones (que tratan el mismo problema) como Rear Window, Psycho, Fight Club, High Tension, y la lista continúa.
¿Conclusión? Sufrir del trastorno disociativo es indicativo de una persona potencialmente problemática y muy peligrosa.
La cultura
Cuando hablamos de Fight Club inmediatamente pensamos que es una de las obras maestras de David Fincher que nos sorprende con sus giros inesperados, especialmente, cuando el personaje principal realmente sufre de un trastorno de personalidad que ni él mismo sabe que padece sino hasta bien entrada la trama.
Nosotros, los espectadores, poco a poco recibimos pequeñas señales de esta situación para después juntar las piezas. Las claves se encuentran en tomas violentas y fuertes diálogos.
Nuevamente nos encontramos con el mismo panorama, la otra personalidad es una especie de bomba de tiempo capaz de destruir todo a su paso.
Esto, sin embargo, solo ayuda a perpetuar la idea en nuestra sociedad que padecer de alguna enfermedad mental también es visto como un signo de debilidad. Vemos lo mismo una y otra vez haciendo que todo se vuelva predecible y común.
Lo real es que miles de personas deben batallar todos los días para tener vidas normales y estables. La lucha no es ficción y, afortunadamente, se está hablando más al respecto.
¿Cuál es tu opinión sobre este particular?