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Curiosidades

Headbanging: una costumbre de difusos orígenes que se instaló definitivamente en el público rockero

Publicado 15 Jul 2017 – 01:30 PM EDT | Actualizado 14 Mar 2018 – 09:48 AM EDT
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El año 1969 fue un punto de inflexión en la cultura popular del siglo XX, o en todo caso en la contracultura que había dominado esa década, de la que el rock fue parte esencial: fue el año del infame concierto en Altamont de los Rolling Stones que terminó en tragedia, considerado como el mojón que marcó el abrupto final del sueño hippie, de la era de paz y amor y de todo ese idealismo.

El mismo año en el que se estrenó Easy Rider y se convirtió en la película más significativa de la era, evidenciando esas mismas tensiones, ese costado oscuro que había permanecido oculto, y de la llegada a las noticias de la familia Manson y el asesinato de Sharon Tate en San Francisco, el corazón del movimiento hippie, que terminaron por hacer del sueño una pesadilla.

Pero no todo era oscuridad y decepción a fines de los 60. Hubo otros acontecimientos más felices que resultarían determinantes en el devenir cultural y musical del siglo XX.

Pioneros del metal y del headbanging

Por ejemplo, en 1969 también hizo su debut discográfico una llamativa banda inglesa que con notorias influencias del blues, el folk y el rock psicodélico, se caracterizaba por un sonido potente, con memorables riffs de guitarra y un enérgico y peculiar vocalista.

Su primer álbum llevó el mismo nombre, recientemente adquirido, de la banda: Led Zeppelin.

Una banda cuya popularidad ascendería exponencialmente en sólo dos años, en los que editaron sus primeros cuatro discos (I, II, III, IV), que los llevarían a la cima del mundo musical, crítica y comercialmente, hasta ser considerados «la banda más grande del planeta», título que ostentaron en media década de los 70.

Fueron los progenitores del heavy metal, como es sabido, pero también, aparentemente, del tema que ahora nos convoca: el headbanging.

En ese caótico 1969 en el que Iggy Pop no tenía nada para hacer, Led Zeppelin hizo su primera gira por los Estados Unidos y, de acuerdo a la mitología oficial del rock, allí surgió por primera vez el término «headbanging», cuando en uno de sus conciertos, en Boston, del público en la primera fila comenzaron a sacudir (“bang”) sus cabezas (“head”) siguiendo el frenético ritmo de la música.

En efecto, uno de los primeros registros en video del headbanging proviene del concierto que Led Zeppelin dio en el Royal Albert Hall de Londres, en enero de 1970.

Pero si el headbanging era un impulso reservado a los fanáticos más entusiastas de Led Zeppelin, que veían a sus ídolos rockear desde la primera fila, hacía falta una popularización, darle más visibilidad a esta forma de acompañar la música.

Así, entre otras costumbres arraigadas de la mitología metalera que se le adjudican, se puede mencionar a Ozzy Osbourne, y también a Geezer Butler, de Black Sabbath que comenzaron a hacer headbanging desde arriba del escenario, inoculando el movimiento a la masa de fans.

El acuñamiento del término «headbanging» ha sido disputado, sin embargo. El gran  Lemmy de Motörhead, en una entrevista para el documental The Decline of Western Civilization II: The Metal Years, considera que tal vez fue su propia banda y sus fans los responsables de haber creado el término, que decantó desde «Motörheadbanger».

También Ian Gillan, líder de Deep Purple, ha considerado que fue su banda tal vez la que inventó el headbanging.

«Es definitivamente una posibilidad» dijo Gillan en una entrevista de 2007.

En esta misma entrevista, el líder de Deep Purple hace una puntualización muy pertinente, relativa a un aspecto fundamental del headbanging.

«No lo llamaría realmente “head banging”» dijo Gillan, «sino más bien “hair floting”». Es decir, “cabello flotante”.

El headbanging tiene su principal atractivo, precisamente, en la espectacularidad del movimiento del cabello, cuanto más largo mejor.

Es tal vez por esto, y también por todas las figuras que hemos mencionado relacionadas a su surgimiento y popularidad, todas ellas pioneras del heavy metal, que el headbanging se ha convertido en un movimiento principalmente asociado al metal o, en todo caso, al hard rock, si notamos que también Angus Young de AC/DC ha sido uno de sus más entrañables practicantes.

El headbang es para el metal como el mosh (o pogo) para el punk rock.

El headbanging tampoco está exento en algunos casos de otro concepto vinculado a la cultura rockera o metalera, o bastante seductor para ésta: el peligro y la autodestrucción.

Por ejemplo: en 2005, el guitarrista de Evanescence Terry Balsamo tuvo un derrame cerebral, y los médicos le aseguraron que una de las posibles causas era su frecuente headbanging. Del mismo modo, el headbanging es considerado responsable de los problemas de columna de Tom Araya, bajista y vocalista de Slayer, que tuvo que someterse a un procedimiento quirúrgico por esto.

Dave Mustaine, líder de Megadeth, posee una condición conocida como estenosis espinal, que le afecta el cuello y la columna, y él mismo considera que se debe a tantos años de headbanging, mientras que Craig Jones, miembro de Slipknot, sufrió un traumatismo cervical tras una intensa sesión de headbanging durante un concierto.

Son apenas anécdotas, que no cambian el hecho de que el headbanging se ha expandido e instaurado hasta convertirse en el movimiento más representativo y llamativo de la alegría, la energía y el disfrute que representa el rock para todos los fans.

El origen del término podrá estar en duda, pero se podría decir que el headbanging como práctica no fue realmente inventada, sino que ya estaba ahí, tal vez genéticamente codificada, agazapada y esperando que llegara la música propicia para salir a la luz.

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