¡Botones, perro tonto! Recordamos a Botones y Mandy, los Animaniacs que nos hicieron sufrir y reír (en dosis iguales)
Para contar esta historia, debemos recordar los inolvidables noventa, a Stephen Spielberg y su genial serie infantil: Animaniacs.
—¿Por qué">
La madre descuidada y el perro héroe
Sí reconociste el típico diálogo, es porque seguramente no te perdías "Botones y Mandy" (Buttons and Mindy) en Animaniacs. Favorito de muchos, la pieza de animación contaba las aventuras de Mandy, una pequeñita inocente con una facilidad increíble para meterse en problemas.
Cada aparición iniciaba con la madre de Mandy dejándola “segura” en un arnés amarrado a un árbol en la parte trasera de la casa. La mujer (de vestido medio y sencillo, zapatos de tacón y delantal a quien nunca le vimos la cara) parecía no fiarse demasiado de Botones, el perro mascota de la casa, así que solía regañarle y amenazarle para que no se acercara a la pequeña.
Mandy era un alma libre. Se distraía fácilmente y era capaz de zafarse de las tiras solo para perseguir una mariposa o un animalito. Botones, preocupado por la pequeña, no dudaba en ir tras de ella y salvarla de todos los peligros a los que la pequeña se sometía. Sí, porque Mandy era toda una temeraria.
Para satisfacer su curiosidad y perseguir el objeto de su atención, era capaz de meterse en fábricas, rascacielos en construcción y hasta el centro de la Tierra, de ser posible. Botones la salvaba una y otra vez, resultando herido en el proceso y el viaje de protección culminaba justo donde inició: la parte trasera de la casa.
Pero Botones nunca tuvo suerte. Cuando la mujer salía y veía a la pequeña Mandy en perfecto estado (nunca se dio cuenta de su ausencia), regañaba y golpeaba a Botones por alguna tontería. ¡Si supiera todo lo que le debía!
Una dulzura particular
Lo que nadie dudaba era la dulzura que desprendía Mandy. Con su cabello amarillo, ojos azules y overol encantaba a todos. Además, parecía haber aprendido solo un par de frases que empleaba en cada capítulo. Eso sí, le costaba llamar a su madre “mamá”. A ella se refería como “señora” y aunque la mujer la corregía, Mandy persistía llamándola de esa forma.
También era una niña muy preguntona. En medio de sus aventuras, se topaba con gente a quienes saludaba: “hola señores (inserte adjetivo alusivo al capítulo del día). ¿Qué hacen?”. La respuesta era seguida de más preguntas: “¿por qué?”. Esto lo preguntaba tres veces en total y al obtener la última contestación, remataba con un adorable: “bueno, te quiero, adiós”.
¿Y a su perro adorado? Para él también tenía una frase típica: “Botones, perro tonto”. ¡Pobre Botones!
Aparentemente, el personaje fue creado con Elmyra Duff en mente, aunque Mandy nunca fue tan sádica como su predecesora. Y si alguien dudaba de que existiera alguna similitud, Elmyra apareció en el episodio “Lookit the Fuzzyheads”, en el que la “amante de los animales” resultó lastimada por las hazañas de Mandy.
¡Esa va por todos los animalitos del mundo, Elmyra!
Amor de padre
Pero, ¿de dónde surgió la idea de un perro protector? Pues de la protectora canina por excelencia: Lassie.
El cuento de Erick Knight sobre una perra Collie que vive muchas aventuras mientras cuida a sus amos, ha sido llevado a la pantalla chica y grande, siendo más famosa la adaptación a la televisión en 1954.
Para dejar clara la relación entre ambas historias, se rindió una especie de homenaje a Lassie en el opening de "Botones y Mandy", aunque con el humor que forma parte del animado.
Quizá el aspecto más interesante de "Botones y Mandy" es saber que la serie casi fue descartada por Steven Spielberg.
Todos los personajes le fueron mostrados para que los aprobara y parecía no tener especial cariño por este par. No fue igual para sus hijas, a quienes les encantaron los dibujos, por lo que el afamado director de cine volvió a ponerlos en marcha. ¿Qué mejor sello de aprobación que el de tus pequeñas?